Diseñadores invitados.
Hoy: Cristina Arévalo
Somos lo peor. Hemos dejado en barbecho una de nuestras secciones favoritas del blog demasiado tiempo. Por suerte para nosotras, podemos ampararnos en ese dicho que afirma que “lo bueno se hace esperar”. Y es que volvemos con Tipagráfica y la gran diseñadora que se esconde detrás de este proyecto. Hoy, en diseñadores invitados, Cristina Arévalo.
¿Emprender o aprender?
Sabíamos de ella por su precioso perfil en Instagram, pero las presentaciones oficiales tuvieron lugar gracias a otro de nuestros diseñadores invitados, Álvaro Hinojosa; con quien forma tándem profesional en muchas ocasiones (tirando nuevamente de dicho: dios los cría y ellos se juntan).
Lo primero que nos sorprendió al conocer en vivo y en directo a Cristina fue lo mismo que nos llamó la atención de su compañero de tándem: su gran sentido común. Es tanto que, por un momento, crees estar delante de otro tipo de persona. Pero no. Una viva energía en sus ojos la delata (bueno, eso, y los rotuladores que asoman de su mochila). Por más que conciba el diseño como un oficio y no como un arte, tras cinco minutos de conversación, a nadie se le escapa que esta tipa (gráfica) desborda creatividad.
Lo segundo en lo que nos fijamos de ella fue en su gran curiosidad (característica eminentemente artística, ejem, ejem). Cristina ve, piensa, habla y apostamos que hasta sueña diseño. De cualquier tipo. Desde el interiorismo de la nueva tienda de la calle Gondomar a la carta del bar en el que estamos sentadas. No se le escapa ni un detalle, su ojo parece diseccionar cualquier forma que percibe y, de inmediato, su mente se pone a trabajar; ya sea para buscar una solución mejor o, simplemente, deleitarse.
Probablemente fue esta curiosidad, sumada a unas ganas innegables de contribuir a un mundo más inteligible, sugerente y bello, la que le llevó a estudiar diseño gráfico en la EASD de Valencia. Y también a embarcarse en cualquier proyecto que se le ponga a tiro.
Así, tras crear y gestionar con su hermana Yuju Fiestas Creativas y trabajar como diseñadora gráfica en Felizia Bodas; ahora, desde hace casi dos años, gestiona su propio proyecto: Tipagráfica. Eso, y lo que le echen, ya sea de carácter profesional o formativo (si tiene un hueco y, si no, ya se ocupa ella de hacerlo).
Tercera cosa que nos sorprende de ella: no se considera una emprendedora (WTF, Cristina?). Sencillamente, le gusta aprender cosas (¡ah, amiga! ¡así, sí!).
La letra, con pasión entra
Con una modestia que nada tiene de falsa, nuestra invitada de hoy parafrasea a su padre para describirse como “aprendiz de todo, maestra de nada”. Pero, otra vez… no. Porque hay algo en lo que Cristina es una gran maestra: el lettering. No en vano, nos confesó que es lo que le gusta hacer cuando no tiene nada que hacer (de ahí lo de los rotuladores en la mochila). Y en Sábado creemos que no puede haber mejor base teórica para pasar a la acción.
Algo parecido debe creer ella, pues sobre el lettering pivota su proyecto actual: Tipagráfica. Bajo esta marca, Cristina Arévalo genera ideas y diseños de marcado carácter caligráfico, desde invitaciones a eventos a señalética, pasando por packaging, escaparates, recordatorios, repostería, cartelería… ¿seguimos?
Aunque colabora con empresas, nos reconoce que le encanta trabajar para eventos de particulares; en especial, bodas. Y en el momento de esta declaración, esa energía de sus ojos se hace más intensa.
Como en Sábado no somos especialmente “matrimoniales”, por un momento nos puede la confusión. Cristina se explica. Trabajar cerca de alguien que prepara un evento proyectado con tanta ilusión hace que esa ilusión se contagie. Para ella, este tipo de cliente es casi perfecto: siempre busca algo realmente diferente al resto, hecho con dedicación y al detalle. Sin duda, un escenario perfecto para una diseñadora cuyas bases son el trabajo a mano y la creación personalizada. En muchas ocasiones, además, forma parte del montaje del evento y puede ver en primera persona la reacción de sus clientes en su gran día. Y ella, contenta de contribuir a crear un gran recuerdo.
Ahora sí lo entendemos. Su trabajo no puede hacerla más feliz. Y esto es algo que no todo el mundo puede decir. Así las cosas, solo nos queda desear que Cristina y Tipagráfica sean felices para siempre.
Aunque para felices, nosotras con la portada que nos ha hecho para nuestra página en Facebook.