La creatividad nace o se hace
El proceso creativo representa para muchas agencias como la nuestra el centro del valor diferencial hacia el cliente.
Pero la creatividad no es un proceso espontáneo como los tópicos de la publicidad han inducido en la mente popular (cuatro creativos en una sala hasta arriba de alucinógenos), sino que esta es el resultado de un trabajo mucho más complejo.
Aunque no nos gusta poner puertas al campo ni hora a las noches del sábado, sí podemos definir el proceso creativo en algunos pasos fundamentales.
1. Briefing creativo
El equipo creativo recibe el briefing del cliente (o se lo saca de la manga, según el tipo de cliente) con las bases del trabajo a desarrollar. El brief debe ser una declaración de intenciones: ¿qué necesita nuestro cliente? ¿qué puede contarnos sobre el producto?
También debe contener información importantísima sobre el público objetivo, mercado, valores y cualquier información relevante que nos ayude a ponernos en la piel de la marca sobre la que vamos a trabajar. Y aquí, cada maestrillo tiene su librillo. En esta casa dorada, una vez recibido el briefing, organizamos un aquelarre una reunión entre la/s responsable/s de la cuenta y la/s encargada/s de desarrollar la estrategia creativa.
2. Centramos el mensaje
Una vez que sabemos las debilidades y fortalezas, las ventajas y las desventajas del producto, seleccionamos en qué vamos a basar el mensaje o los mensajes. En nuestro caso serían mensajes, ya que la mayor parte de los trabajos de Sábado corresponden a un proceso creativo de desarrollo de contenidos, por lo que debemos desmenuzar los mensajes clave que vamos a difundir a través de distintos soportes (blog, redes, newsletter, etc.) antes de dotarlos de creatividad. Y ponemos todas las energías de nuestro cerebro en esto.
3. ¿Dónde se va a decir?
Definidos los mensajes clave seleccionamos los soportes de difusión, ya que cada uno de ellos llevará un estilo, profundidad y tratamiento diferenciado y único.
4. Codificación del mensaje o cómo lo vamos a decir
Y aquí es donde empieza la magia. Una vez que sabemos qué vamos a decir toca resolver el cómo de la forma más creativa y persuasiva para nuestro público objetivo.
5. Solución creativa
Listos los mensajes y piezas creativas, es el punto de decidir cuál será la solución gráfica. ¿Los acompañaremos de un pequeño vídeo? ¿Desarrollaremos una gráfica? ¿Publicaremos un único texto?
Como veis, no hay creatividad sin investigación y proceso, pero tampoco la hay sin esa inyección que al final del camino hace buena una campaña.
A nuestros pacientes les inyectamos un líquido dorado y brillante, y si se portan bien les damos al terminar un caramelo o un bocadillo del Bocadi, según el caso.
Palabra de Sábado.