Contamíname (pero no con el humo que venden todos)
Amigos, amigas, hoy os traemos un tema del que no se habla lo suficiente: la infoxicación. ¿Mande? La infoxicación es un neologismo que hace referencia a la desinformación producida por una sobrecarga informativa. ¿Mande again? En otras palabras, al estar expuestos a un ingente número de canales y fuentes de información, acabamos por saturarnos y no profundizar en ningún tema y, por lo tanto, no nos enteramos de nada.
No dejes de leer, es más que probable que tú también estés contaminado. Piénsalo: ¿alguna vez has entrado en Google para buscar información sobre un tema y has acabado en los cerros de Úbeda? Infoxicado. ¿Has abandonado la búsqueda al no encontrar lo que buscabas? Infoxicado. ¿Lees en diagonal las noticias online? Infoxicado, más si es estás familiarizado con el concepto “lectura en diagonal”. ¿Pasas horas en las redes sociales y acabas con la sensación de no haber hecho nada? Infoxicado. ¿Coges el móvil para mirar la hora y cuando lo sueltas te das cuenta de que no sabes qué hora es? Ay, querido usuario, estás infoxicado -y a lo mejor tienes un TOC, háztelo mirar-.
Algunos de los consejos para evitar esta intoxicación pasan por acotar la información que recibimos a diario. Es decir: seleccionar fuentes de comunicación de calidad, utilizar lectores de RSS para recibir solo lo que nos interesa, marcar unas horas al día para consumir información, etc.
Marcas en la era de la infoxicación digital
La infoxicación ya existía antes de la conocida como “democratización de internet”, pero se ha visto agravada con la incorporación masiva de usuarios y marcas al entorno digital. Si eres una marca con un mínimo de conciencia social y corazoncito, tal vez te estés preguntando: “pero, Sábados míos… ¿entonces qué hacemos? ¿No queréis que estemos en Facebook ni que tengamos páginas web?”.
Nuestra respuesta es: “querida marca, respira tranquila, hay muchas formas de estar en el mundo”. Desde Sábado, vamos a defender siempre el derecho de las marcas a utilizar cualquier herramienta a su alcance para llevar a cabo sus estrategias de comunicación corporativa; pero siempre, siempre, vamos a recomendar hacerlo desde el sentido común y desde una perspectiva ética.
Esta recomendación viene motivada por dos ideas básicas. La primera es que pensamos que tanto el sentido común como la ética deben estar presentes en cualquier acto de la vida. La segunda es una cuestión práctica: si todos propiciamos la infoxicación, al final nuestros clientes potenciales -lo usuarios- no se enterarán de nada, incluyendo lo que nosotros les decimos.
Por lo tanto, aquí os dejamos algunos consejos para reducir el ruido que genera -inevitablemente- la comunicación corporativa en internet:
Elige tus canales
Si trabajamos juntos o, al menos, nos has solicitado un presupuesto, sabrás que nuestro estilo no es recomendarte que estés en todas partes. Según el tipo de actividad y objetivos de nuestros clientes, les sugerimos estar presentes en aquellos canales que más le convengan. Esto tiene que ver también con la saturación informativa: es probable que tu cliente no quiera que le bombardees por Facebook, email, whatsapp, telegram… No solo genera rechazo, sino también mucho mucho ruido.
Contenido de calidad
¿Cuántos resultados sobre un mismo tema puede darnos una única búsqueda en Google? Demasiados. ¿Significa esto que está todo dicho? Sí. ¿Quiere decir esto que no debas escribir nada más? No.
Quiere decir que todo el contenido que crees y compartas debe aportar algún valor, responder a una pregunta concreta, dar una solución, aportar una visión única y personal… en definitiva, ser de calidad y no un cortapega sin sustancia de los que hay millones en la red.
Coherencia visual
El mundo digital, aunque se base en palabras, es eminentemente visual. Los usuarios de internet consumen y vomitan imágenes a partes iguales y, de vez en cuando, las digieren. Si queremos que las imágenes que digieran sean las nuestras, tenemos que ponérselo fácil estableciendo y siguiendo unas guías de coherencia visual que hagan nuestro contenido reconocible a simple vista. De esta forma, el usuario podrá clasificarlo mentalmente, reduciendo el ruido informativo.
Menos seguidores, más comprometidos
No nos hemos vuelto locas. Obviamente, queremos que todo el mundo siga a nuestros clientes en redes sociales, pero no a cualquier precio. Consideramos que es mejor tener 1.000 seguidores fieles, interesados en nuestro contenido y bien segmentados como clientes potenciales, que 10.000 a los que contaminar. Es como matar moscas a cañonazos.
Como recomendación final, ante la duda, recuerda siempre el título de este artículo, inspirado en esa canción coñazo que tanto nos contaminó el cerebro a finales de los 90. Nuestra idea era cerrar el post con el vídeo de la canción, pero tenemos ética y no queremos infoxicarte más.