Ven acá pacá: llamada a la acción

Puntos suspensivos dorados

El título de este post no es baladí, sino la mejor forma de resumir y hacer comprender a los profanos en marketing digital el concepto de “Llamada a la acción” o CTA -por sus siglas en inglés, Call To Action-. ¿Quieres saber más? Pues ven acá pacá -y sigue leyendo-.

Llamada a la acción

La llamada a la acción es un texto -presentado normalmente en forma de botón o acompañado de un enlace- con el que se intenta dirigir al usuario para que realice una acción concreta: “inscríbete ahora”, “contacta con nosotros”, “comienza a navegar”…

Las CTA suelen incluirse en mails corporativos, webs y landing pages, y también en redes sociales. El objetivo que persigan y el contexto en el que se incluyan determinarán la elección, diseño y redacción de cada llamada a la acción, pero como somos buenas personas, te damos una serie de consejos que te servirán para crear la CTA perfecta para cada ocasión.

A la hora de redactar una llamada a la acción…

Piensa en tu público.

La llamada a la acción debe ser atractiva para el público al que te diriges, no para todo el mundo. Esto no solo afecta al estilo de redacción, sino además -y principalmente-, al contenido de la llamada a la acción.

Lenguaje directo.

En las llamadas a la acción rige la máxima de menos es más, por lo que a la hora de redactar el texto, es mejor ir al grano. “Únete ahora” mejor que “Haz clic aquí para unirte inmediatamente a nuestra comunidad”.

Deben ser claras y concisas.

Los expertos (?¿) recomiendan que las llamadas a la acción no contengan más de 5 palabras si queremos que estas sean eficaces.

Lógicamente, deben estar orientadas a la acción.

Las CTA incluyen un verbo que sugiere una acción clara: obtener, abrir, comprar, descargar, leer, empezar, inscribirse…

Y transmitir sentimiento de urgencia.

Esto es de sentido común. En la vida real atendemos más rápidamente a algo que parece inmediato que a otra que parece poder esperar. Si tienes dudas a la hora de redactar el texto de una llamada a la acción, piensa en tu jefe uno de esos días en los que debería no haberse levantado… ¿Qué es más efectivo? ¿”Quiero el informe ya” o “Me gustaría que me dieses el informe”? Ambas frases contienen el mismo mensaje, pero, aunque la segunda es mucho más agradable, tenemos que reconocer que atenderíamos antes la petición si se expresa como en la primera frase.

El contexto importa.

Siempre. Pero en determinadas ocasiones se hace fundamental. Por ejemplo, en un email en el que animamos al usuario a aprovechar una oferta comercial, incluir un botón CTA sin acompañarlo de la suficiente información puede generar estrés durante la decisión de compra. Por eso, el contenido de este email debe estar diseñado de forma que resuelva las dudas del usuario antes de que se las llegue a plantear.

¿Primera o segunda persona?

Algunas fuentes apuntan que redactar el texto de una llamada a la acción en primera persona -”quiero el libro” frente a “descarga el libro- hace que el porcentaje de clics aumente en un 90%. En este aspecto, nos mostramos más escépticas -o prudentes-, y consideramos que la elección de una persona u otra dependerá de todos los factores que hemos detallado antes.

El diseño de las llamadas a la acción

De nada te sirve todo lo anterior si los usuarios no ven tu llamada a la acción, por eso:

  • Diferénciala gráficamente: ya sea a través del color, la forma o el tamaño.
  • Ponla en su sitio. Ve familiarizándote con el término “Above the fold”, que hace referencia a la zona de la pantalla que el usuario ve sin necesidad de hacer scroll. La llamada a la acción siempre debe estar ahí.
  • No la hagas competir con otras llamadas a la acción: si das al usuario más de una opción donde elegir, ambas perderán fuerza.

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