Informar, formar y entretener

Puntos suspensivos dorados

¿Os acordáis de cuando la televisión pública tenía como objetivo “informar, formar y entretener” al público? Nosotras tampoco, aunque sigue siendo su cometido principal. Pero como somos unas románticas -que haberlas, haylas, en el mundo digital-, recogemos este noble testigo para aplicarlo a las relaciones con nuestros bienamados clientes.

Informar

No sabemos qué clase de especialistas en comunicación seríamos si no atendiéramos al principio que da sentido a esta: intercambiar información. En ambas direcciones, claro está. Por la parte que nos toca, consideramos que la información es un pilar básico en la relación con nuestros clientes.

Aunque ahora está más de moda hablar de “transparencia”, nosotras preferimos el “hablando se entiende la basca”. Esto implica ser claras a la hora de transmitir nuestros propósitos, métodos de trabajo, precios y calendarios. Nuestro trabajo se desarrolla en un mundo que no existe o, más bien que no se puede tocar: internet. Por eso, este empeño por informar se hace todavía más necesario. Como os contábamos hace poco, en 2018, nos proponemos hacer terrenal lo digital.

Formar

Llega el plato fuerte: la formación a los clientes. Sí. Igual que llega un momento en la vida de todo veinteañero en el que tiene que sentarse frente a sus padres para explicarles que el mundo no es el que conocieron; en la mayoría de relaciones con los clientes llega un punto en el que hay que hacer una labor “didáctica”.

Y es que la comunicación digital es algo que muchas marcas no terminan de entender, y esto juega en contra de los dos bandos. Por el lado de las agencias que desarrollan este tipo de servicios, perjudica a su trabajo, pues no se comprende la dimensión de su actividad y las horas de trabajo y preparación que necesita -sí, hay quien todavía piensa que una estrategia de Social Media es poner cuatro pegos en Facebook-.

Por el lado de las marcas, creemos que podemos explicar los riesgos de no entender el trabajo por el que pagan con la frase “el sueño de la razón produce monstruos”. O, en este caso, puede llegar a producir facturas infladas y servicios mal prestados.

Entretener

Vaaaale…. Lo reconocemos, este tercer apartado lo hemos metido con calzador, pero nos viene al pelo para hacer una pequeña pero importante declaración de intenciones: la época de agasajar al cliente con grandes comidas o bebidas espirituosas para engatusarlo pertenece ya a otro siglo. En Sábado quien tiene que convencer al cliente es el trabajo bien hecho.